martes, 29 de octubre de 2013

Ella lo recuerda como el más bonito de su vida...



A lo largo de nuestra vida el ser humano es capaz de cometer una infinidad de errores... Errores que nos atormentan, que nos quitan el sueño, que nos perturban el alma e incluso y hasta irónicamente errores que nos alegran la vida. Su historia me recuerda a la de muchas almas ya perdidas, es de esas historias que tienen como culpable la distancia, la desdicha de no ser correspondido y esa sensación de enamorarse de más. Siempre me habló del verbo vibrar, me dijo que cuando alguien de la nada es capaz de hacerte temblar y activar los cinco sentidos de tu cuerpo con sólo rozarte sería algo por lo que merecería la pena luchar. Me hablaba de sueños reales, de palabras de amor que rimaban solo siguiendo el ritmo de sus cuerpos, de brillo en las miradas, de días que ansiaban la noche y del hombre perfecto. Pensó que su vida volvía a recobrar el sentido de las cosas que lo habían perdido. Hasta que un día la vi llorar, y fueron las lágrimas más tristes y sinceras que jamás antes había visto. Él se había ido, se había marchado, él se fue y ya para no volver. Me contó que no sabía que dolía más, que se haya ido o la soledad que le esperaba sin él y las dudas de si esa noche tenía que haberle dicho quédate y no un hasta la próxima vez. 
Maldita la hora en la que te enamoraste amiga mía, en la que prometiste jurar amor eterno a alguien que ya sólo será inmortal en tus recuerdos. Maldita la hora en la que lo arrastraste a tu vida sin previo aviso y lo quisiste hacer tuyo. Maldita la hora en la que creíste cada una de sus mentiras y maldita la hora en la que soportaste que acariciara de vez en cuando cada rincón de tu pequeño cuerpo.

Ella cometió uno, cometió un error, un error que aun así después todo y de algún tiempo recuerda como el más bonito de su vida, porque sólo aquel que no se haya enamorado no lo entenderá jamás.

domingo, 27 de octubre de 2013

Sonreír activa el alma cuando esta se siente ausente de alegrías.


Tengo la sensación de que mi mundo es enorme y que tu eres mi rincón favorito del momento.
Tengo la horrible costumbre de imaginarte cuando cierro los ojos y pensar que estas aquí, a mi lado.
Tengo la manía de creer que la esperanza es lo último que se pierde y contigo aún he empezado.
Tengo el presentimiento de que eres infinito y que para mi serás como el viento, siempre en movimiento.
Tengo la intuición de que tus besos sólo hablan un idioma que aún estoy descifrando.
Tengo la emoción de dar un doble sentido a tus palabras cuando estas sólo expulsan aire.
Tengo la rareza de extrañarte sin tenerte.
Tengo la mala suerte de evitarte, incluso cuando te tengo delante.
Tengo las ganas de olvidarte sin que ni si quiera haya empezado a quererte.
Tengo la ilusión de abrazarte y sentirme pequeña a tu lado.
Tengo toda una vida para reencontrarme.
Y tengo todo lo que necesito para enamorarte...

jueves, 24 de octubre de 2013

Tú has conseguido sólo con tus palabras que yo vuelva a escribir.

Llevo escritas ya miles de páginas en blanco desde la última vez que nos vimos, plasmadas con tinta imborrable para releerlas cada vez que pierda la ilusión.
Sigo pensando que debo proyectar pasos firmes cuando vuelva a verte, que seguiré desde la distancia alineando mis piernas con las tuyas para no caerme, sin poder hacerme aún responsable de que tiemblo cada vez que te tengo a tres pasos.
Te tiemblo y te temo porque me has tocado ya sin tocarme más de lo que muchos me han tocado tocándome.

El tiempo elije y entiende que en estos casos no sirve de nada la impaciencia pero aún así yo espero cada día a que sientas que te arrastran las cosquillas.
Tu me haces cosquillas por dentro, y yo ya he estado aquí hace muy poco tiempo y se como sigue esto...

Cómo si no te hubiera expuesto ya todo sin mediar palabra, como sino interpretarás e intuyeras que pones nervioso cada nervio de mi cuerpo, que hay pactos y reglas que de vez en cuando nos podríamos saltar, esos que procuro no incumplir yo cada noche.

Mis puños arrugan las mangas de mi jersey cuando te tengo delante, mis ojos tan mentirosos no pueden mirarte fijamente, igual que una niña pequeña muerta de vergüenza y tan llena de ternura...

Podrías quedarte este otoño y protegerme de la nada,
a cambio te invitaré a que viajes conmigo sin necesidad de salir de esta,
mi habitación.